¡Bienaventurada Nuestra Señora de la Consolación,
seas por siempre bendita y alabada!
seas por siempre bendita y alabada!
Oh Purisíma y siempre Virgen María Madre de Dios,
llena de gracia, de virtud y de dones Celestiales,
con profunda fe y total confianza me dirijo a Ti,
que mis suplicas suban hasta tu trono celestial,
que las penas que llevo padeciendo hace tiempo,
y que yo soy incapaz de solucionar por mis débiles medios,
lleguen hasta Ti para que Tú me des el remedio que busco.
llena de gracia, de virtud y de dones Celestiales,
con profunda fe y total confianza me dirijo a Ti,
que mis suplicas suban hasta tu trono celestial,
que las penas que llevo padeciendo hace tiempo,
y que yo soy incapaz de solucionar por mis débiles medios,
lleguen hasta Ti para que Tú me des el remedio que busco.