¡Virgen Santa!
Durante toda mi vida habéis sido mi tierna
Madre;
Vos me habéis obtenido gracias sin número
en todos los peligros y en todas mis penas,
y Vos no me abandonaréis
en la hora terrible
de mi muerte.
Mas hoy os pido una gracia especial,
como bondadosa consoladora de los afligidos,
y es la de que tengáis piedad de las almas
a las que sus culpas
a las que sus culpas
retienen cautivas en el fuego del Purgatorio.
Vos, amantísima Reina del Carmelo,
me habéis permitido que os llame
mi buena y dulce Madre:
sedlo también de las infortunadas almas
por las cuales yo suplico
a vuestro corazón tan compasivo.
Dejaos conmover por mis lágrimas y mis plegarias,
Dejaos conmover por mis lágrimas y mis plegarias,
para que los sufridos lamentos
que parten de
aquel lugar
de tristeza y de miseria lleguen hasta Vos,
y, cual piadosa medianera entre Dios
y las almas que están allí detenidas,
obtener su pronta liberación.
Esta es la gracia que os solicito
¡oh Madre de Dios!
y que os ruego concedáis a vuestros hijos.
No dejéis de
utilizar el poder
que se dignó concederos vuestro Unigénito
Hijo,
especialmente en el día vuestro del sábado.
Amén. +
Especificar la petición.
Rezar la Salve, Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Repetir todo tres días seguidos.
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Rezar la Salve, Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
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