¡Oh Santísima y
dulcísima virgen María,
Madre de Dios,
hija del sumo rey
y Señora de los Ángeles,
Madre del Creador
de todos,
Reina de las
misericordias,
inmenso abismo de
piedad!
Tú recibes bajo tu
protección y amparo
a todos los que
afligidos te invocan,
como los refieren
las historias
y pregonan los que
en todos los tiempos
han implorado tu
patrocinio
visitando
devotamente tus templos,
y especialmente,
el
santuario de la imagen de Regla,
en que parece has
querido ostentar
más tu poder y caridad,
más tu poder y caridad,
pues en este
templo, y por ésta, tu imagen,
todos hallan su
remedio y consuelo.
Los navegantes en las mayores tempestades,
Los navegantes en las mayores tempestades,
invocándote como
señora de Regla
se libran de tan
manifiesto peligro
y en las
navegaciones más dilatadas y peligrosas,
haciendo voto a tu
santuario de Regla,
logran con
felicidad el puerto que desean.
Los perseguidos
por sus enemigos
se salvan por la
devoción a ésta tu imagen.
Los enfermos de
todas las enfermedades,
hasta los desahuciados
ya por los médicos,
en ésta, tu casa,
y por Ti, sanan.
Los miembros
débiles e impedidos,
aquí, por tu mano, cobran
fuerzas
y generalmente, todo lo que nos aflige tiene solución,
pues todos los males
aquí tienen remedio,
como lo publican
las paredes de este templo
y los milagros
expuestos en ellas,
como lo testifican los millones de devotos
que han recibido tus auxilios a través de los tiempos.
Venerando, ¡Oh
Reina del Cielo!,
ésta tu imagen de
Regla,
imploramos tu
patrocinio y favor,
pidiéndote nos
alcances de tu Hijo precioso,
el consuelo de una
buena conciencia,
salud y fuerza
para servirte y venerarte;
el remedio de
nuestras necesidades y, especialmente,
el de aquella por
la que os hacemos esta oración:
(hacer ahora con fe la
petición).
Aunque lo
desmerecen nuestras culpas,
esperamos Señora,
por tu intercesión,
conseguir lo que
pedimos, por la eficacia de
tus ruegos,
también queremos pedirte no te alejes de nuestro lado,
acrecienta nuestra fe, despierta nuestra esperanza
y enséñanos a ser mejores personas,
danos fuerzas en los peores momentos,
haz que sepamos seguir el buen camino
y a tener caridad con nuestros semejantes.
Amén. +
Rezar la Salve y tres Avemarías.
Repetir la oración y los rezos nueve días seguidos.
Repetir la oración y los rezos nueve días seguidos.
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